jueves, 28 de junio de 2012

Se aprende a vivir con ellas

Al igual que una herida deja marca, las penas no se olvidan, se aprende a vivir con ellas.

Las vivencias forman parte de cada uno y, ya sean buenas o malas, son las que nos hacen ser como somos.

Puede que las heridas no sanen y que, aún con el tiempo, sigan omnipresentes. Pero terminamos aprendiendo a volver a pegar la tirita cada vez que se despega, y a evitar lo que puede hacer que la herida vuelva a sangrar.

Las penas no se olvidan, pero aprendemos a vivir con ellas. Se convierten en parte de nosotros mismos y "nos hacen más sabios", como dijo un sabio conocido.

Las penas no se olvidan, nos acompañan siempre, pero aprendemos a hacerlas compañeras de camino. Terminamos dándonos cuenta de que no servirá de nada intentar olvidarlas por que se quedará en eso, en un intento.

Las penas no se olvidan, se aprende a vivir con ellas.

viernes, 22 de junio de 2012

Un 16 de junio

Risas, juegos, olor a comida recién echa, sueños velados entre las paredes de ese edificio que un día albergó vida. Todos quedaron acallados y en el recuerdo cuando aquél día los dueños se decidieron a llevar a cabo la mudanza.

Quedó vacío y abandonado. Sin vida, sin luz... Los buenos tiempos quedaron atrás y las risas se apagaron. Pasaron los años y nada volvió a ser como era. Cerrado quedó, sin nadie que se hiciera cargo.

El tiempo terminó haciendo mella en sus paredes, y como en protesta por el abandono, finalmente, una noche de junio, se vino abajo.

Con un estruendo venido a menos, se derrumbó, dejando convertido en escombros aquél que en otro tiempo se llamara hogar. Aquél que en otro tiempo rebosaba vida.

viernes, 15 de junio de 2012

Si mañana mismo

Si mañana mismo alguien me propusiera hacer las maletas para embarcarme en un viaje sin rumbo ni fin, probablemente no me lo pensaría dos veces.
Si mañana mismo viniera alguien y me dijera que llenara una maleta para perdernos entre ciudades y paises, seguramente no me lo pensaría dos veces.
Si mañana mismo, hoy, dentro de unos minutos... Abriera alguien la puerta y me tendiera la mano con la promesa de visitar un lugar nuevo cada semana, lo más seguro es que no me lo pensara dos veces.
Llenaría la maleta de ropa y echaría a andar detrás de quien me ofreciera la posibilidad de conocer ciudades, paises, gente, culturas... De quien me diera como posible viajar, sin hacer falta tener un rumbo o un destino. Sin echar cuenta del tiempo o del lugar. Simplemente disfrutando día a día del sitio y de las personas.
Si mañana mismo viniera alguien a llevarme consigo con la intención de enseñarme cada día un lugar distinto, no me lo pensaría dos veces.
Me iría contigo.

lunes, 11 de junio de 2012

Era como gritar en medio de un desierto


Aquella mañana se había despertado con una inquietante sensación de zozobra. No recordaba el sueño, pero la sensación seguía ahí.

Incluso después de ducharse y echarse algo al estómago, seguía notando que algo había cambiado, y no para bien precisamente.

No fue hasta bien entrada la mañana, y ya ante la mesa de la oficina, que se olvidó por fin de aquella extraña sensación de haber perdido algo.

A la noche, ya ni se acordaba de lo acontecido esa misma mañana, y se fue a dormir con mil cosas que ocupaban su cabeza.

Pero a la mañana siguiente, de nuevo le sobrecogió esa sensación al despertar. Era como cuando se sale de un mal sueño, pero también había algo más. Una sensación de ahogo, de pérdida… No sabría describirlo de forma precisa, pero era como gritar en medio de un desierto: Nadie te oye, nadie te ve y nadie puede socorrerte, solo estás tú para ayudarte.

Durante el resto del día siguió dándole vueltas a aquella sensación, pero no había manera de aclararla.

Al día siguiente fue a correr al parque, como cada mañana de sábado. Y entre el verde de los árboles y el brillante sol, por fin lo comprendió. No era que hubiera perdido algo, era que algo le faltaba. Lo supo en cuanto vio a aquellos dos ancianos paseando de la mano. En cuando reparó en la pareja que disfrutaba viendo jugar a los críos en el parque, seguramente soñando con el suyo propio. Y en el momento en que posó sus ojos sobre los dos jóvenes que se hacían confidencias al oído entre risas.

Añoraba poder despertar con alguien a su lado. Tener a una persona que estuviera ahí en los momentos buenos para disfrutarlos juntos y en los malos para apoyarse entre ambos.

Había vivido en soledad durante demasiado tiempo. Obviando algo tan natural como la necesidad de sentirse en compañía.

Ahora lo sabía. Su vida hasta ahora había sido como gritar en medio de un desierto. Pero ahora que había descubierto lo que le acongojaba, ya tenía una brújula con la que guiar sus pasos. Solo le faltaba averiguar en qué dirección estaba el oasis.

martes, 5 de junio de 2012

Me sobra el corazón


Quisiera desprenderme del corazón cada vez que me lastimas. Ese corazón idiota que se enamoró de ti y que, aún hoy, sigue prendado de lo que un día fuiste.

Pero con cada golpe. Con cada insulto. Con cada desprecio. Con cada encontronazo muero un poquito más.

Quisiera poder arrancarme el corazón cada vez que me lastimas, porque así encontraría las fuerzas para huir. Para irme lejos y olvidar las palizas y las malas palabras que me dedicas todos y cada uno de los días.

El único momento de tregua que tengo es cuando, cansado de utilizarme como saco de boxeo, te sientas en el sofá y te quedas dormido. Pero ni aun así descanso, por miedo al momento en que despertarás y volverás a la carga.

Tú y tu borrachera me habéis arruinado la vida. Yo me casé con un hombre que ahora ha desaparecido. ¿Dónde están esas caricias y esos besos que me enamoraron? ¿Dónde las palabras bonitas y los momentos juntos?

Quisiera despegarme el corazón cada vez que me lastimas para que no le hagas más daño. Para poder guardar en él los recuerdos de lo que un día fue y sentir que, al menos por un tiempo, fui feliz.

Si tan solo tuviera fuerzas para dejar atrás el pasado, no me volverías a ver nunca. Pero aún sigo enamorada del hombre que un día fuiste, e ilusa, mantengo la esperanza de que algún día vuelvas a serlo.



"A todas aquellas personas que alguna vez se han visto en esta situación.
Situación que no debería de darse nunca"