domingo, 15 de diciembre de 2013

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Este año no quiero cosas. Quiero personas.

Personas que se queden a mi lado. Personas que estén ahí en lo bueno y en lo malo. Personas que me quieran, aunque sea un poquito, y que me lo demuestren. Personas que se interesen. Personas que rian conmigo. Personas que lloren conmigo. Personas que no les importe aguantar mis locuras. Personas que me levanten cuando me caiga. Personas que se alegren cuando la cosa vaya bien. Personas. Solo personas.

Pero sobre todo, quiero personas para estar yo siempre a su lado. Para estar ahí en los momentos buenos y en los malos. Personas a las que querer y poder demostrárselo. Personas por las que interesarme. Personas con las que reir. Personas con las que llorar. Con las que divertirnos haciendo locuras. Personas a las que levantar cuando caigan y con las que alegrarme cuando todo les vaya bien. Personas. Solo personas.

De ese tipo de personas a quienes llamamos "amigos".

Ya se que tengo unos pocos, por eso no os pido más, prefiero calidad a cantidad.

Lo que os pido es que les deis las ganas para seguir estando ahí. Que me deis las fuerzas para no decepcionarles nunca.

Os pido que no se vayan. Que no desaparezcan. Que sepan que me tienen siempre y saber que yo les tengo.

Porque por muchas cosas que me traigáis, yo todo lo que quiero es no perderlos.

Así que, queridos Reyes Magos. Este año no quiero que me traigáis nada. Quiero que mi regalo sea conservar lo que ya tengo por mucho tiempo.

martes, 10 de diciembre de 2013

No tiene por qué ser lo que parece

Aguanta. No llores. A la gente no le gustan las lágrimas, sino las sonrisas...

Y así construyó su máscara. Decidió que nadie vería una lágrima. Guardaría todas tras un muro.

Con el tiempo el muro fue creciendo y se olvidó de cómo se sentía al estar al otro lado. La máscara se convirtió en segunda piel y los días pasaron mientras se acostumbraba a vivir de puertas para fuera y a sentir de puertas para dentro.

domingo, 27 de octubre de 2013

¿Y si ya no tuviera arreglo?

¿Qué haces cuando estás enfadada con el mundo y seguir huyendo ya no es una opción?
Alejarse de las personas que te hieren ayuda, pero los sentimientos que provocan no curan. Se convierten en una herida abierta que no cicatriza.

Huir mitigaría el dolor, pero no lo haría desaparecer... Lo único que podría llegar a conseguirlo parece no llegar nunca.

A veces llego a preguntarme si alguna vez tendré la oportunidad de amar a alguien que me ame.
Si alguna vez tendré el privilegio de ser importante para alguien hasta el punto de querer pasar cada momento del día juntos.
Si llegará el día en que sea a mi a quien elijan en vez de ser yo quien siga esperando.

Y cuanto más pasa el tiempo y más alto se forma el muro que contiene mis sentimientos, más me pregunto si llegado el día seré capáz de derribarlo.

sábado, 19 de octubre de 2013

Tears

Tears.

Nothing better to do than cry. Nothing worse to do than cry.
Happyness turns into sadness in just seconds. And you don't even realise till it happens.

Life is a fucking shit, it punishes you even when you don't know why. And you think you did something really wrong to be punished that bad.

You search for a reason. There must be one... but even when you are so convinced of that, nothing... If only someone could tell you why.

Just an answer!

I just need to know what I did so wrong that made life decide to be so bad with me.

What do I need to fix to make it simple. To make it nice. To make it worth it...

But I keep on thinking "Why?", and nothing seems to be the "Because..."

Y a mi... cuándo me toca ser feliz?

Tan solo necesito un poco de cariño... Pero es que no se pedirlo.

viernes, 30 de agosto de 2013

Más de una vez

Más de un día llegué a casa deseando abrazarte y no me atreví.
Más de una vez quise acariciarte pero no fui capaz.
Más de una vez deseé recostarme en tu regazo... pero cuando estuve a punto de hacerlo, me eché atrás.

Porque más de una vez me acerqué a ti y te desentendiste aunque decías querer estar conmigo.
Porque en más de una ocasión te busqué y no estabas ahí aunque me pediste que te llamara.
Porque más de una vez te dije "ven" y no viniste.
Porque hubo más de un día que lloré por ti.

Ahora te vas y no dices nada.
Pretendes quedar como amigo pero ni como tal actúas.
Dijiste que te faltaba tiempo pero no aprovechaste el poco que nos quedaba.
Porque al final te fuiste y no dijiste nada.

Más de una vez te dije "ven conmigo" y no hiciste nada.

sábado, 24 de agosto de 2013

Las prisas son malas consejeras

Disfruta. Aprovecha el momento. Y lo que tenga que pasar, ya pasará. No lo estropés con palabras y peticiones. Y si no hay tiempo para más, entonces es porque no tenía que pasar, y punto. Pero no fuerces las cosas. Porque entonces es cuando todo se tuerce.

Vive el presente, que el futuro nadie lo sabe. No intentes marcar el camino de antemano, ve abriendo paso poco a poco.

Cuando casi alcanzabas algo y estabas por tocar la meta con los dedos, quieres ir por el atajo y resulta que había piedras. Las prisas son malas consejeras.

Y sobre todo, no olvides nunca que las paredes tienen oídos.

jueves, 22 de agosto de 2013

Un no se qué

Tengo un no se qué que qué se yo clavado en el pecho.
Una sensación de vacío cuando aún no falta nada.
Un sentimiento de pérdida me embarga.

No sé qué va a ser de mi cuando separe los pies de la tierra. En ese vuelo de dos horas que me alejará de aquí.

Se quedan cosas por hacer. Sentimientos por decir. Momentos por vivir... Y eso que aún no me he ido.

Tengo un no se qué que qué se yo clavado en el pecho... Y aún no me he ido.

domingo, 18 de agosto de 2013

Uno de esos días

Hoy es uno de esos días en que quisiera llorar.
No me preguntés por qué, porque no me sé explicar.
Hoy es uno de esos días en que quisiera llorar,
pero para mi tristeza, no me logro desahogar.
Hoy es uno de esos días en que quisiera llorar...
Las lágrimas, enemigas, no se dignan a ayudar.
Hoy es uno de esos días en que quisiera llorar...
No pidas explicación.... porque no la puedo dar.

Esa pequeña diferencia entre "Haz lo posible"y "Hazlo posible"

Un espacio. Una pausa. Un suspiro. Un tomar aire... Y la frase cambia por completo.

"Haz lo posible": Haz todo lo que esté en tu mano. Lo que puedas. Lo que llegues a conseguir.

"Hazlo posible": Consíguelo.

La primera; conformismo. La segunda; superación.

Y es que son las cosas que más insignificantes parecen las que, a menudo, marcan la diferencia.

No hagas lo posible, hazlo posible. Haz que el esfuerzo cuente.

Aquí y allí

A pocas semanas de mi regreso, me asaltan la duda y el miedo. Duda de si quiero volver o quedarme. Miedo por no encontrar lo que dejé al irme.

El haber experimentado la misma situación antes, no ayuda. Ya lo pasé mal en el pasado. Ya me vi fuera de lugar al regresar a lo que pensé que era mi casa.

Y además, por si eso no fuera suficiente, esta vez dejo atrás personas a quienes echar en falta.

Maldita y bendita oportunidad. Que a la vez me alegra y me entristece. Doy gracias y maldigo a partes iguales el haber venido y el irme.

Porque vuelvo con mi gente, pero dejo gente aquí. Porque vuelvo a mi casa, pero dejo casa aquí.
Porque vuelvo a mi tierra, pero mi tierra se queda aquí.

Porque quisiera dividirme... Para estar aquí y allí.

domingo, 11 de agosto de 2013

Felicidad

En ese momento en que la noche deja paso al día, dejo vagar a mi mente, que rescata recuerdos de días felices.
El olor a café por la mañana acompañado de la suave brisa de Sevilla que se se atreve a asomar por una ventana, abierta demasiado temprano en la mañana, mientras que de fondo se oyen las voces de señores que hablan en la radio de temas aburridos pero que, de forma perfecta, completan la escena.
Una bata a rayas grises y blancas sobre los hombros de una menuda abuela que, siempre atareada, no para de un lado a otro quitando polvo de superficies impolutas hasta que la cafetera anuncia con su peculiar silbido que el café ya está listo.
Yo observo desde la puerta como la luz que entra por la ventana del lavadero ilumina esa cocina en la que descansan las sillas amarillas que tantos desayunos han acompañado.
Felicidad.
Es un sentimiento inexplicable el que me embarga cuando rememoro aquellos días en Sevilla, en los que apenas levantaba un palmo del suelo, pero que están grabados a fuego en mi memoria como si fuera ayer aquél día que me desperté desorientada y me hallé en cuestión de segundos al sentir el aire pasar por la ventana y entremezclarse con el olor a café mientras mi abuela se atareaba limpiando una casa que siempre será mi segundo hogar.
Porque nací gaditana. Pero a Sevilla la llevo bien hondo.
Por eso los amaneceres para mi significan felicidad.

jueves, 25 de julio de 2013

Podréis decir

Podréis tacharme de rara. Podréis decir que soy fría y distante. Que no expreso lo que siento. Que parece que no aprecio ni tomo cariño a la gente. Que tengo mal pronto. Que a veces parezco una niña chica. Que otras veces parezco demasiado seria. Que me cierro en banda y me cuesta dejar "entrar" a nueva gente...
Podréis decir que soy difícil de llevar. Que hace falta paciencia para aguantarme. Que a veces es mejor echarme de comer aparte...

Pero no digáis que soy egoista. No digáis que soy prepotente. No digáis que soy egocentrista. No me digáis que no pienso en la gente.

Porque en mi vida, lo más importante son las personas que me rodean. Porque si a algún conocido le hace falta algo, yo voy a ser la primera que se ofrezca. Porque si a un amigo le ocurre cualquier cosa, me desvivo por ellos sin importarme yo lo más mínimo.

Podréis decir que soy fría. Pero jamás que tengo el corazón de acero.

jueves, 16 de mayo de 2013

Hasta los fantasmas tienen sombra

Hay quien gusta de jugar a ser invisible... pero hasta los fantasmas tienen sombra.

Y en tu caso, la sombra era muy larga. Casi tan larga como tu mentira.

Intentaste esconderte, pero te encontré al poco de empezar a buscarte.
Tu sombra te delató.
Corriste como alma que lleva el diablo; escapando de mi, escapando de la verdad, huyendo de las consecuencias que provocaron tus mentiras.

Fui tras de ti. Intenté alcanzarte, pero me di cuenta de que no merecía la pena. Hubiera sido una lucha contínua. Tú escondiéndote y yo buscándote.
Así que te dejé marchar, fijando mi mirada en tu sombra. Porque por mucho que te escondieras, tu sombra siempre te delataría.

jueves, 11 de abril de 2013

Un año

Hoy hace una año que marché de esta ciudad que me deja sin sentido, y aquí me hayo de nuevo, paseando entre sus calles, sin llegar a creerme aún que realmente esté de vuelta.
Aquella primera vez todo vino rodado. Y aunque en este segundo encuentro lo he llegado a pasar mal, ya puedo decir a ciencia cierta que estoy, de nuevo, en Londres.
Los primeros días transcurrieron con la incertidumbre de no saber si a la noche siguiente tendría un techo bajo el que guarecerme. Lo pasé mal. Nadie sabe cuánto.
Quien durante esos días se topó conmigo, lo único que vio en mi cara fue una sonrisa. Pero más de una noche fueron las lágrimas las que me acunaron hasta dormirme.
La sonrisa "Barbie" la tengo bien ensayada de mis días como azafata en el teatro... Y la máscara de "aquí no pasa nada", cualquiera diría que me viene de serie.
Pero gracias a Dios que hoy día ya puedo decir que tengo casa.
Los malos ratos ahora solo parecen un mal sueño. Y el hambre y el frío ya no hacen mella en mi ánimo

Parece que Londres ha vuelto a abrirme sus brazos... Aún cuando en un principio se le ocurrió castigarme por, se me antoja, haberla abandonado hace hoy un año.

jueves, 28 de febrero de 2013

Dos

Me han besado dos veces. Dos. Pero la primera fue tan forzada que me quitó las ganas de buscar más.
La segunda vino por sentirme segura en los brazos de alguien a quien conocía de tiempo ha... Y a quien no quería de ese modo, por mucho que por entonces quisiera creerlo así.
Pero es esa primera vez, esa que recuerdo con más rudeza, la que me sobresalta en este momento y me acongoja hasta el punto de sentir las lágrimas anegando mis ojos.
9 años, no tendría más.
9 años y me vi acorralada contra una pared por un tío que me superaba en altura, fuerza y edad.
Tan enterrado lo quise dejar que el recuerdo es vago, casi como un mal sueño, llegando a pensar incluso si alguna vez fue real... Pero aún así lo recuerdo.
Intenté darle un rodillazo cuando me sentí atrapada. Rodillazo que por la diferencia de altura, finalmente hubo de convertirse en pisotón. Pisotón que me permitió zafarme de las manos que me aprisionaban y, aún no sé cómo, conseguí escapar de un tío cuya cara sigue bien escondida en algún rincón de mi mente. Un tio al que recuerdo con temor.
Tuve que seguir viéndole lo que quedaba de estancia en aquella granja-escuela de verano, e intentó más de una vez volver a acercarse a mi. Pero ya me encargué yo de poner especial cuidado en no volver a quedarme sola.
Calculo que fue por entonces cuando construí la coraza que aún hoy día me es casi imposible dejar a un lado... Y digo casi porque es escribiendo la única forma de hacerla desaparecer.
Aquello marcó el resto de mis días hasta el punto de que solo uno más volvió a besarme. No soy capaz de bajar la guardia. Necesito sentir que controlo la situación, sentirme segura, o de lo contrario me siento perdida, indefensa... Y prefiero mantenerme al márgen antes que arriesgarme.
Supongo que todo esto lo achaco a aquél momento en que me obligaron a un beso.
Ahora, en momentos como éste, me viene a la mente aquél encuentro forzado... Y me doy cuenta de algo que entonces, con tan solo 9 años, ni se me pasó por la cabeza...
De no haber sido por el pisotón... Todo podría haber acabado de una forma muy distinta...
Porque aquél tío que me mantenía contra la pared del baño, no tenía intención alguna de parar.

martes, 19 de febrero de 2013

Etiquetas y sustituciones

No sé si os lo he dicho alguna vez, pero supongo que ya os habréis dado cuenta más que de sobra: En este blog se mezclan la fantasía y la realidad. Mi realidad.
Yo os ayudo a diferenciar una de otra con las etiquetas con que marco cada entrada. Lo hago para que no mezcléis equivocadamente la ficción con lo que me rodea... Aún cuando ambas, al igual que en este blog, están presentes en mi vida a cada momento.

Abrí esta venta a modo de diario anónimo... Diario en el que, como no podía ser de otra manera, empezaron a asomarse "Historias contadas", a las que mi imaginación daba alas o que, más bien al contrario, daban alas a mi imaginación.

Hace ya poco más de 2 años (¡vaya con el número 2!) que os escribo desde el otro lado de la pantalla... Y durante ese tiempo, como es natural, han pasado muchas cosas; algunas de las cuales han terminado minando el anonimato del que había disfrutado en un primer momento; lo que provoca que me haya vuelto más precavida en lo referente a lo que aquí plasmo... O, al menos, que sea más reticente a publicar según qué cosas.

¿Y a qué viene esta entrada? Pues bien, quiero aprovechar mi entrada número 100 (sí, 100, ¡ya!) para explicaros un poco el significado que le doy a las distintas etiquetas que adornan cada publicación:

Si queréis leer lo que esta cabeza loca es capaz de imaginarse, solo tenéis que iros a "Historias contadas". Todo lo que allí encontréis es pura ficción... Aunque no os voy a  negar que alguna que otra historia está teñida inevitablemente con pequeñas pinceladas de realidad.

También anda perdida alguna que otra receta que, desde mi posición de completa ignorante en el arte de la cocina, he tenido el descaro de publicar, creyéndome por un segundo que realmente tengo alguna idea de lo que me traigo entre manos... Si probáis alguna, es bajo vuestra responsabilidad.

Bromas aparte; si lo que queréis es conocer mi mundo, "Alrededor" o "Esto es lo que me mueve", es lo que buscáis.

Y si lo que os atrae (aunque no llegue a entender por qué) es llegar a entenderme, son "Divagaciones" y "Así siento" las que os darán una pista.

Ya sé que hay más. A veces pienso que debería reducirlas... Pero cada una tiene su por qué. Y a mi me gusta darle un sentido a las cosas.

Dejaré que os imaginéis el significado del resto... Porque cuando no se deja nada a la imaginación, todo se vuelve aburrido...



Solo una cosa más: Tenéis la puerta abierta... Pero ya que os invito, os pido un mínimo de entendimiento. Puede que no estéis de acuerdo con lo que encontréis aquí, puede no gustaros... Pero la puerta está abierta tanto para entrar como para salir.

Un saludo desde el otro lado de la pantalla.







P.D.: Por vergüenza (o cobardía, aún intento dilucidar por cuál de las dos decantarme), esta entrada la escribo en sustitución a otra que aún espera en "borradores", sin saber si llegará algún día a ver la luz. Supongo que, por el momento, el peso de descubrirse es mayor que el del secreto ;)

domingo, 3 de febrero de 2013

Aquella noche

Aquella noche empezó como lo que parecía una noche cualquiera.
Después de la ducha, me deslicé dentro de aquella camisa que ya habías elogiado alguna vez, y me calcé mis botas sobre unos vaqueros que, por qué no decirlo, me sentaban como un guante.
Delante del espejo me dispuse a disfrazar mi cara con eso que llaman maquillaje, y ya peinada y lista, salí a la calle sin olvidar coger una chaqueta que me resguardara del frío.

Me viste llegar. Sé que me viste. Pero hiciste gala de esa indiferencia que tanto me saca de quicio y me diste dos besos en las mejillas que más pareciera que los dieras al viento.
Durante el resto de la noche no me hiciste mucho caso, pero benditos tacones que me hicieron trastabillar.
Fueron tus brazos los que me libraron de la caída, y tu pecho el que me arropó mientras tu voz me preguntaba si estaba bien.
En el momento en que respondí con un sí mirándote a los ojos, algo hizo "clic" y me encontré entre unas manos que se negaban a soltarme.
Cuando, a regañadientes, me alejé de ti, giraste la cabeza y murmuraste algo, desapareciendo entre la muchedumbre que nos rodeaba.

No tardaste en volver. Y cuando lo hiciste, tu mirada era tan fría y calmada que pareciera que minutos antes no hubiera ocurrido absolutamente nada. Yo, sin embargo, no podía apartar aquel momento de mi cabeza. Suerte que el maquillaje impedía que se notara el rubor de de mis mejillas... Por primera vez, le encontraba una utilidad.

En un momento de la noche, no sé si por el alcohol o por lo furiosa que me sentía ante tu máscara de indiferencia, decidí dirigirme a ti y te aparté del grupo con una excusa barata sin la esperada resistencia por tu parte.

Empezaste a caminar por delante de mi, y yo seguí cada uno de tus pasos hasta que perdimos de vista al resto y fue entonces cuando, por fin, quitándote la máscara que te había acompañado durante la noche, me atrajiste hacia ti y, sin mediar palabra, me besaste. Suave al principio, pero cobrando intensidad a cada segundo.
Todo el tiempo que habíamos desperdiciado jugando al ratón y al gato se hizo patente y parecía que quisiéramos recuperarlo en una noche.

Cuando, costándonos un mundo, nos volvimos a separar, regresamos junto al grupo, que parecía no haber reparado en nuestra ausencia.

Ya de recogida, y lejos de querer dar por terminada la noche, me invitaste a ir contigo, esta vez sin excusas baratas.

Mis manos quemaban entre las tuyas. Y cuando llegamos a la puerta, se me hicieron eternos los cinco pisos en ascensor.
No parecía haber nadie en el apartamento. Tus compañeros aún no habrían vuelto. Tanto mejor.
Dejaste mi chaqueta en una percha y te ofreciste a servirme algo. Pero la propuesta quedó en el aire en el momento en que nos miramos a los ojos. Volvieron a saltar chispas, como con aquella mirada tras mi torpeza.

Y ya no había maquillaje ni máscara que valiera. Ya no había ojos curiosos ni miradas ajenas. Ahora éramos tú y yo. Solos. Sin nada que nos separara. Y aquello sabía a gloria sin haberte probado aún.

Te acercaste lento. Muy lento. Demasiado lento. Como si tantearas el terreno. Pero con la seguridad de saberme tuya.
Yo esperaba, impaciente, a que dieras el primer paso, porque el segundo, el tercero, y todos los que se sucedieran, no dependerían solo de ti.

Cuando por fin te acercaste sentí tu calor aún cuando no me tocabas. Alargaste los brazos para cogerme las manos, y en el momento en que nos tocamos y alcé la vista para mirarte de nuevo a los ojos, no hizo falta más.
Me atrajiste hacia ti sin pararte a medir tu fuerza, y acabé otra vez en tus brazos, donde me sostuviste sin dejarme caer.
Por fin tu labios se fundieron con los mios, y entre tus brazos, me dejé llevar por aquél sentimiento que se abría paso dentro de mí.

Tus besos eran cada vez más intensos y empezaba a fallarme la respiración.

Levantándome, me meciste en tus brazos por unos segundos mientras recorrías la distancia que nos separaba de tu habitación, y una vez dentro, cerraste la puerta tras de ti, quedando los dos frente a la cama que esperaba, aún hecha, a que nuestros cuerpos la calentaran.

Me dejaste en el suelo y volviste a besarme. Y esta vez dejé escapar un pequeño gemido que recibiste con una sonrisa.

Entonces, la camisa que con tanto cuidado había escogido horas antes, se convirtió en un estorbo y empezaste a deshacerte de ella mientras yo hacía lo propio con los botones que abrochaban la tuya.

Debajo estaba ese sujetador negro que me habías visto comprar semanas ha, cuando en el aire solo flotaba la palabra "amigos" y te sonreíste al verlo, dejándome a mí con la intriga de "en qué estarías pensando".

Pero no tuve tiempo de averiguarlo, pues tu boca volvió sobre la mía, robándome el aliento y consiguiendo que escapara de mi un nuevo gemido mientras tus manos recorrían mi cuerpo, haciéndome cada vez un poco más tuya. Y entonces, descubriste mi punto débil.

En el momento en que posaste tus labios sobre mi cuello, aquella llama que ya había empezado a arder, se prendió como carbón en la hoguera. Y esta vez tu gemido acompañó al mío cuando eché la mano a la cremallera de mis botas, rozando tu torso desnudo por el camino. Tardé poco en deshacerme de ellas. Y menos aún en quitarme los vaqueros para dejar al descubierto el tanga que hacía juego con el sujetador.

No te hiciste de rogar, y tus pantalones cayeron al suelo entre besos, para ir a parar tus manos al broche de esa prenda que te había sacado una sonrisa.

Terminaste de desnudarme y te desnudaste tú. Y ahora, cuerpo contra cuerpo, piel contra piel, sin nada que nos separara, nos fundimos en uno mientras disfrutábamos de aquella noche que parecía haber empezado como otra cualquiera.

Y me hiciste tuya. Cubriendo de besos cada centímetro de mi piel.

lunes, 28 de enero de 2013

Las promesas hay que cumplirlas. ¡Siempre!

Allí estaba yo. Sin saber cómo resultaría la cosa. Pero se lo había prometido. Le prometí que algún día le visitaría. Y las promesas se cumplen. Siempre.

Di dos pasos para salir del vagón, y mientras las puertas se cerraban a mi espalda, dejé atrás mis cavilaciones y me puse a andar hacia la salida. La decisión estaba tomada, y no había vuelta atrás.

El tren ya se alejaba por la vía mientras yo recorría con la mirada el andén lleno de caras desconocidas. ¿¡Cómo va a estar aquí si ni siquiera sabe que vengo?! Me replico enfurruñada mientras saco de mi bolsillo mi móvil y activo el GPS.

No han pasado ni treinta minutos cuando la flecha azul que indica el camino llega al final de la línea que hay trazada en el mapa. Cierro la aplicación y vuelvo a guardar el móvil, no sin antes echar un vistazo a la hora. Son ya las 3 de la tarde y hace calor para ser enero, así que me desabrocho la chaqueta mientras pulso decidida el botón del telefonillo.

Al otro lado oigo su voz preguntando quién es, y contengo una sonrisa mientras me imagino su cara de "estas no son horas para llamar a una casa". ¡Igual de cascarrabias que siempre!, pienso, y contesto con un "Ana" que deja sin palabras a mi interlocutora.
-¿Qué Ana?
- Tu nieta, abuela. Abre.
Y tras el zumbido, subo los dos pisos en ascensor que me separan de unos brazos abieros que me reciben con un "¡Has venido!"
-Claro que he venido, abuela. Las promesas hay que cumplirlas. Siempre.

jueves, 3 de enero de 2013

Tacirupeca jaro

Rae nau vez Tacirupeca docuan vai por el quebos docuan... "¡Ñoco, ñoco, un bolo que blaha!" Y jodi el bolo: "Geco por see tonimica que es más tocor"... "¡Lalatra, lalatra!" Mop, mop... -"¿Puedese?" +Sí, Tacirupeca. -¡Oh! Talibuea, ¡que osoj tan desgran nestie! +Son rapa tever jorme -¡Oh! Talibuea, ¡que jasore tan desgran nestie! +Son rapa teoir jorme -¡Oh! Talibuea, ¡que cabo tan desgran nestie! +Es rapa temerco jorme. Y el bolo loma se la mioco. FIN



Aunque pueda parecer que es un sinsentido, tiene completo sentido... No se lo encuentras?... Y si te digo que es el cuento de "Caperucita roja"?