Es entonces cuando llega ese momento en el que me paro a pensar y me doy cuenta de que quizás estaba mejor antes.
Estaba sola, es verdad... Pero nadie me hacía daño.
No tenía quien se preocupara por mi, es verdad... pero tampoco había nadie que me dejara de lado.
No tenía con quién compartir mis alegrías... Pero tampoco quien hiciera oídos sordos a mis penas.
No tenía quien me hiciera compañía... Pero tampoco me sentía sola aún estando acompañada.
No tenía a nadie que me decepcionara, que me mintiera, que me ocultara cosas, que no confiara, que se desentendiera, que no le importara, que pasara, que me ignorara, que me dejara de lado...
Y lo peor de todo es que ahora miro atrás y me doy cuenta de que por entonces no me sentía sola... No como ahora, que aún rodeada de gente, siento que me faltan, que me fallan, que me mienten...
Aún así, doy gracias por poder contar con unos pocos amigos, aunque menoa de los que pensaba... Creí que me hacían falta las dos manos para contarlos... Pero es ahora cuando me.doy cuenta de que con una sola mano, me sobran dedos. Porque algunos me han fallado y no parece que les importe para nada.
La vida me ha enseñado que los amigos vienen con fecja de caducidad... Y parece que algunos ya la han cumplido.