La
pelota vuelve a estar en tejado ajeno. Por mucho que coja la escalera, siempre
termina volviéndose a embarcar.
No
parece que el dueño del tejado tenga intención alguna de bajarla. El problema
es que mi escalera, tarde o temprano, terminara desgastándose.
¿Y qué
pasará si la escalera se desgasta? La pelota quedará olvidada.
Primero
días. Luego semanas. Y ya suman meses.
Hasta
el día en que una ráfaga de viento tire la pelota del tejado.
Pero
para entonces, ambos habremos olvidado de qué color era y ya no nos pararemos
ni a mirarla, porque ya no tendrá sentido.
Habrá
dejado de importarnos.