jueves, 28 de junio de 2012

Se aprende a vivir con ellas

Al igual que una herida deja marca, las penas no se olvidan, se aprende a vivir con ellas.

Las vivencias forman parte de cada uno y, ya sean buenas o malas, son las que nos hacen ser como somos.

Puede que las heridas no sanen y que, aún con el tiempo, sigan omnipresentes. Pero terminamos aprendiendo a volver a pegar la tirita cada vez que se despega, y a evitar lo que puede hacer que la herida vuelva a sangrar.

Las penas no se olvidan, pero aprendemos a vivir con ellas. Se convierten en parte de nosotros mismos y "nos hacen más sabios", como dijo un sabio conocido.

Las penas no se olvidan, nos acompañan siempre, pero aprendemos a hacerlas compañeras de camino. Terminamos dándonos cuenta de que no servirá de nada intentar olvidarlas por que se quedará en eso, en un intento.

Las penas no se olvidan, se aprende a vivir con ellas.

1 comentario:

Chiho~ dijo...

Muy sabias obserbaciones. Justo eso e aprendido hace unos dias, Pasa un lindo dia.