viernes, 6 de mayo de 2011

El músico y la guitarra

De un tiempo a esta parte, espero todos los días al autobús, que llega, según le viene, a eso de las 10 de la mañana, tarda unos 15 o 20 minutos en llegar al centro y allí me bajo.
Luego, subo a la primera planta de un edificio de oficinas y entro en lo que no es precisamente una oficina al uso, aunque de eso ya hablaré en otro momento si toca.
Normalmente pasan las horas con el sonido de la televisión de fondo mientras nos dedicamos a lo que toque ese día, pero hoy no.
Hoy ha llamado al timbre una clienta y, como siempre se le ha quitado el volumen a la tele para que pase a un cuarto o quinto plano si cabe, pero hoy ya no hemos vuelto a darle voz cuando la clienta se ha ido. Hoy ha quedado callada durante el resto del día porque empezó a oírse música.
En un principio pensé lo típico: “Hay que ver lo alto que lleva el volumen ese coche” Pero  no fue la típica pasada y ya, aquello seguía.
Cuando me paré a escuchar, me di cuenta de que era solo una voz y una guitarra, así que me asomé a la ventana para ver quién cantaba, pero no vi a nadie. La abrí y me dejé caer sobre el marco para ver si llegaba a verle, pero solo conseguí atisbar una esquinita de la funda de la guitarra.
La gente que pasaba por allí se quedaba mirando a quien fuera que tocara la guitarra mientras cantaba como buenamente sabía y creerme, sabía.
Cuando bajé las escaleras del edificio ya hacía rato que había dejado de sonar esa guitarra, así que bajé sabiendo que ya no estaría allí, pero aun así espera ver a aquel hombre con la guitarra a cuestas. La curiosidad por ver quién era aquella persona me podía.
Pero no le vi. Me hubiera gustado ver a la persona que hoy me alegró la mañana. Pero ya no estaba allí.
Una cosa sí queda clara. Mañana me levantaré con más ganas, esperando volver a oírle, aunque tampoco logre ver más que la esquinita de la funda de la guitarra.

2 comentarios:

The Loser dijo...

¿Volviste a oírle? Si no lo conseguiste siempre te quedará el recuerdo de que un día de Mayo una misteriosa música de guitarra entró por la ventana y llegó hasta tus oídos para alegrarte la mañana, recuerdo que puede ser el inicio de una leyenda: La del guitarrista desconocido que recorre la ciudad para alegrar las mañanas a las personas y hacerles recordar que las pequeñas cosas son las que hacen que la vida valga la pena.

¡Saludete!

Una ignorante dijo...

The Loser:

No, no le volví a oir... Supongo que habrá buscado otro sitio...

Pero ahí estará el recuerdo, como tú dices ^^

Saludos y gracias por pasarte por le blog y comentar! :)