jueves, 3 de febrero de 2011

Lógica aplastante

Esta mañana iba en el autobús y unos cuantos sitios más atrás viajaba un chiquillo con su madre al lado de una señora que debió ver que el niño iba mellado y le hizo la pregunta típica:

- ¿Qué te ha dejado el Ratoncito Pérez?

A lo que el chavalito, con su media lengua, contestó todo orgulloso que le había puesto una moneda "Toda para él solo".

La señora, que debió parecerle poco, le dijo al chiquillo: Pues te tenía que haber puesto más, que agarrao el ratón. Y el niño, que la moneda le parecía más que suficiente, hizo caso omiso y le preguntó a la señora que si no le había venido el ratón a ella.

La mujer, toda entendida, le contestó que no, que sus dientes eran muy grandes y no podía cargarlos, y a renglón seguido, volvió con el asunto de la moneda.

El niño, sin apenas pararse a pensarlo, le dijo con esa lucidez de la que aveces hacen gala los más pequeños:

- Si no puede cargar con tu diente porque es muy grande... ¡Cómo va a cargar con más de una moneda, que es más grande todavía!

La señora no supo que contestar.

La siguiente parada era la suya.

Y yo, varios asientos más cerca del conductor, me acordé de aquél verano en Sevilla en casa de mis abuelos, lo feliz que estuve todo el día paseando con mis tres mini puzles que me había dejado el ratón.

Eran mejores tiempos ^^

1 comentario:

The Loser dijo...

Ah! Es que los niños son muy listos. ¿Por qué cuando crecemos perdemos toda esa magia?

¡Un saludo!