Si mañana mismo alguien me propusiera hacer las maletas para embarcarme en un viaje sin rumbo ni fin, probablemente no me lo pensaría dos veces.
Si mañana mismo viniera alguien y me dijera que llenara una maleta para perdernos entre ciudades y paises, seguramente no me lo pensaría dos veces.
Si mañana mismo, hoy, dentro de unos minutos... Abriera alguien la puerta y me tendiera la mano con la promesa de visitar un lugar nuevo cada semana, lo más seguro es que no me lo pensara dos veces.
Llenaría la maleta de ropa y echaría a andar detrás de quien me ofreciera la posibilidad de conocer ciudades, paises, gente, culturas... De quien me diera como posible viajar, sin hacer falta tener un rumbo o un destino. Sin echar cuenta del tiempo o del lugar. Simplemente disfrutando día a día del sitio y de las personas.
Si mañana mismo viniera alguien a llevarme consigo con la intención de enseñarme cada día un lugar distinto, no me lo pensaría dos veces.
Me iría contigo.
Si mañana mismo viniera alguien y me dijera que llenara una maleta para perdernos entre ciudades y paises, seguramente no me lo pensaría dos veces.
Si mañana mismo, hoy, dentro de unos minutos... Abriera alguien la puerta y me tendiera la mano con la promesa de visitar un lugar nuevo cada semana, lo más seguro es que no me lo pensara dos veces.
Llenaría la maleta de ropa y echaría a andar detrás de quien me ofreciera la posibilidad de conocer ciudades, paises, gente, culturas... De quien me diera como posible viajar, sin hacer falta tener un rumbo o un destino. Sin echar cuenta del tiempo o del lugar. Simplemente disfrutando día a día del sitio y de las personas.
Si mañana mismo viniera alguien a llevarme consigo con la intención de enseñarme cada día un lugar distinto, no me lo pensaría dos veces.
Me iría contigo.
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