Mira por la ventana y ve la calle desierta. No hay ni un alma. ¿Quién va a pasear a esas horas con el calor que hace?
Se asoma al balcón tratando de buscar una corriente de aire, pero no hay forma. Solo siente el calor y el sudor que resbala por su espalda.
Ya va a meterse para dentro cuando la ve, andando calle arriba, sola. No era de allí. Lo sabía por la cámara de fotos que colgaba a su espalda, aunque bien podría haberlo sido.
Desde aquél balcón la observó acercándose.
- Que forma más extraña de llevar una cámara.-pensó.
Había pasado por la cinta el hombro izquierdo y la había llevado hacia atrás para que no le diera golpes en la barriga al andar.
Justo en el momento en que pasó por delante de aquél balcón, los ojos marrones de ella se cruzaron con su mirada desde el otro lado de la calle y fue entonces cuando lo sintió.
-Así que esto es lo que llaman flechazo.
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